Se encontraban en la oscuridad de un callejón detrás de un bar, apenas iluminado por la luz naranja de las farolas de la ciudad. Los separaban varios metros y unas pocas opiniones. Si no terminaban con sus diferencias, éstas terminarían con alguno de ellos.
- Esto ha durado demasiado tiempo. Sabes que el blog no es lo suficientemente grande para los dos. Uno debe desaparecer... de una forma o de otra.
- Ni.
- Así es como lo quieres, ¿eh? Ya veo. -El otro asintió y deslizó su mano bajo la gabardina. No salió vacía- Adelante, yo vengo desarmado. Terminemos con esto...
Fue entonces cuando El Caballero que Dice Ni! apretó el gatillo.
Jiménez-Giménez cayó al suelo ahogando un grito de dolor mientras el felino corría hasta la calle más cercana, obligaba a un conductor a detener su coche y, tras golpearle un par de veces, le sacó del vehículo, ocupó el asiento del conductor y arrancó quemando rueda. En la radio sonaba la musiquilla de una furgoneta de helados.
El Caballero se acercó hasta su contrincante y le aplicó un Medi-kit grande. Dijo "Ni" antes de ayudarle a levantarse.
- Eres un bastardo, ¿lo sabías? -el otro asintió con una sonrisa-.
Jiménez-Giménez recordó entonces cómo había llegado al blog de El Caballero que dice Ni!, meses atrás. Es una historia demasiado larga así que seguiremos con la narración en el tiempo actual. Entraron por la puerta trasera del bar, que daba a una playa que era virgen en cierto sentido, pero ya había practicado sexo oral. Se acercaron al chiringuito donde la camarera les estaba preparando sus copas.
- Ni? -dijo uno de ellos-.
La chica detrás de la barra sacó entonces una tortilla de patatas.
Mientras daban buena cuenta de ella, Jiménez-Giménez comenzó a hablar:
- Ya sé que no quieres hablar de ello, pero ¿cuándo piensas dejarlo? No puedes seguir así indefinidamente. Este proyecto tuyo no tiene ningún sentido. Llevas ya un año con esto y no tienes ningún beneficio, es hora de que te lo tomes en serio o de que abandones, ¿qué vas a hacer?
- Ni. -Permanecieron un momento en silencio, mirando sus bebidas-.
- Ya veo. Será mejor que organice a las vacas. -Se giró en su taburete y gritó a un grupo de bovinas:- ¡acercaos y numeraos!
Las rumiantes se colocaban en fila de a pi, gritando los números que les correspondían según llegaban. Uno, dos, tres... Bajaban a la playa desde la zona en la que comenzaba la vegetación , formada básicamente por algunas variedades de helechos y árboles tropicales. El artista becario -también conocido como el abedul- también estaba allí, intentando entablar conversación con las palmeras, pero sin demasiada fortuna. Se le veía acalorado, sudando resina, pero no parecía que fuera culpa de la bufanda.
Las vacas seguían numerándose: treintayocho, treintaynueve, cuarenta...
En una pequeña caseta cerca del bar se encontraban el melófago, que estaba ejerciendo como pinchadiscos playero, y el Artista multidisciplinar, que intentaba convencerle de las bondades del tecno-pop y de que el power-pop estaba muerto. Cuando terminaba una canción, el melófago engullía el single correspondiente, con especial placer en el caso de los vinilos. No parecía prestar mucha atención al Artista.
La cuenta de las bovinas continuaba: setentayuna, setentaydós, setentaytrés... Mientras, Jiménez-Giménez se dirigía al Caballero:
- Bueno, se acerca la hora. ¿Lo tienes todo preparado? Espera... espera, espera... ¡son más vacas de las que debería haber! ¡Parad! ¡Dejad de numeraros!
El Caballero que dice Ni! no dijo nada, sólo esbozó una media sonrisa mientras la última vaca -la vaca sacerdote, que tenía problemas de audición y, en general, para percibir la realidad que la rodeaba- alcanzaba al resto del grupo y cantaba su número:
- Ochentaytrés
miércoles, 7 de abril de 2010
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5 comentarios:
¡pobre gatillo! ¡jajaj!, y por favor, por favor, por favor, necesito saber en qué acabará todo esto,
bueno, vale, no parece una mierda,
me retracto pública y púdicamente,
me gusta la historia del gatillo
Uf, que angustia con la cuenta atrás (en el universo Jiménez-Giménez) de las vacas!!
Enhorabuena a la redacción por este aniversario!!
P.D.: yo si me tengo que retractar, me retracto púbicamente
pues eso,
pública y púdicamente
qué más quiere?
que me tire por un balcón?
Lou, no sufras porque esta historia (como todas las de Jiménez-Giménez) ha terminado con ese fatídico ochentaytrés y es autoconclusiva, aunque os deje a medias. Quizá dentro de un año...
j.s., no se preocupe que parte de razón tenía con su afirmación sobre el dibujo. Por otra parte, creo que se le ha escapado algo en la postdata de la almáciga.
almáciga, gracias por la felicitación. Debo añadir que el uso de vacas como contador nos parecía un recurso demasiado utilizado en la literatura clásica, pero viendo las reacciones de los lectores parece no pasar nunca de moda; nos congratulamos por ello.
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