martes, 28 de abril de 2009

Artista multidisciplinar (II)

Mi antiguo profesor de Lengua Castellana y Literatura se puso en contacto conmigo al leer lo que escribí aquí hace unos días para hacerme ver mi error y enseñarme a utilizar un diccionario. Tras varias jornadas de explicaciones, meditación y la dieta de la alcachofa, creo que ya puedo utilizarlo correctamente. Incluso, dentro de unos días, podré utilizar también enciclopedias y, lo que es más importante, entrar en el bikini que usaba antes de tener a los gemelos.

Lo primero que busqué en el diccionario (como deberes de mi maestro, debo añadir) fue, de nuevo, la palabra multidisciplinar. Una vez comprendido el significado habitual, retomé mi vocación y tras analizar mi carrera artística hasta la fecha, me puse en contacto con la Facultad de Bellas Artes para ver si me convalidaban mi experiencia como suficientemente autoformativa y me daban un título acorde a las habilidades mostradas en mis trabajos.

Los responsables de las distintas áreas no consideraban que tuviera calidad suficiente, pero cuando decía la mágica, mágica palabra multidisciplinar todos daban el visto bueno con expresiones del tipo "ah, entonces sí, para el título de cantamañanas sí que valen las chapuzas estas". El problema apareció cuando la petición llegó a la responsable última de la convalidación, de nombre María Inés, que no estaba muy por la labor por cuestiones personales: esa arpía, que nunca me concederá la convalidación, es el padre de mis hijos.

Viendo mi desesperación al saber que nunca conseguiría convencer a la que considero (sin pruebas científicas, tengo que admitirlo) Enviada del Demonio a la Tierra (TM), una de sus compañeras me dio un chivatazo sobre la posibilidad de que me concedieran el título (y, gracias a una promoción temporal, junto con el título de Artista Multidisciplinar concedían el de Varón Dandy) en la SGAE, así que fui allí derecho.

Los únicos de entre mis trabajos que se ajustaban a alguna de las categorías que podría aceptar la Sociedad eran una grabación musical y el blog que estáis leyendo. Pero, claro, los maderfakers no sacan un duro por este sitio, así que no les parecía válido. Tendré que ir poniéndole publicidad.

Al menos saqué una buena idea de todo esto, y es remasterizar y relanzar el disco que mencioné antes, grabado en los 70 y que consiguió distribución internacional. Entonces el mundo no estaba preparado, pero el mercado ahora es mucho más maduro. Aún recuerdo lo complicada que fue la supervisión de las traducciones de las letras para los libretos de las ediciones de lujo en 43 idiomas del maldito disco, llamado En tu ascensor o en el mío, de música instrumental.

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