sábado, 17 de octubre de 2009

Especial Halloween: El profesor universitario

El profesor estaba en su despacho consultando en su ordenador si debía comprarse un Mercedes o un BMW cuando alguien llamó a la puerta. Resultó ser un alumno, y teniendo en cuenta que habían publicado los resultados de los exámenes un par de días atrás y aún no habían empezado las clases del siguiente semestre se imaginó -y acertó- rápidamente de qué se trataba. Le dejó hablar:

 - Verá profesor, he estado preparando el examen de su asignatura con un compañero mío que también es la última que le queda para acabar durante todo este semestre, y cuando salimos del examen comparamos resultados y no nos pareció raro que coincidiéramos en los resultados. Suponíamos que tendríamos la misma nota. Y ayer al ver la nota dice que yo tengo un 3.2 y él 5.0, y no lo entiendo. No sé si me lo puede explicar o...

 - Ah, sí, ya recuerdo vuestro caso -sonrió por fuera y se rió por dentro-. Mira, el caso es que al corregir los exámenes vimos que había dos que eran prácticamente iguales, y como dices los resultados eran idénticos. Yo os hubiera suspendido a los dos por copiar con un bonito cero y sin poder presentaros a más convocatorias durante este curso, pero mi compañero, que tiene la manía de conoceros, me dijo que durante el examen estabais separados así que no parecía que fuera eso. Y como lo hicisteis mal parece que, o no utilizasteis chuletas ni nada de eso, o no sabéis usarlas. El caso es que teníamos a dos alumnos con un 3.2.

 - Sí, pero, ¿entonces...?

 - Claro, él tiene un 5.0 en la lista y tú un 3.2. Te lo explico: ¿imagino que conoces lo que se dice de los cupos mínimos de aprobados y que levantamos la nota para cumplirlos si suspende demasiada gente?

 - Algo he oído, sí. ¿Es verdad?

 - Pues sí. Y en este caso nos faltaba un alumno para cumplirlo. Sólo uno. Así que lanzamos una moneda al aire y salió cara...

-continúa tras la pausa-


El alumno saltó por encima de la mesa con los brazos extendidos y las manos buscando su cuello; lo encontraron y allí permanecieron el tiempo suficiente para que el profesor tuviera un bonito -y el último- fundido en negro. Lo siguiente que vio el profesor habría confundido a algunas personas, pero él era un tipo inteligente y rápidamente supuso que lo del cielo y el infierno era verdad, y que no le había tocado la mejor parte. No se podía quejar, sabía que se lo merecía. Apareció ante él lo que intentaba ser un demonio. O al menos lo había intentado una temporada y finalmente había decidido que no merecía la pena esforzarse más y se había descuidado en sus tratamientos demonizantes. Se dirigió a él con muchos aspavientos, agitando un tenedor de pescado enorme con el que apuntaba al profesor, amenazándole con sujetarle hasta que llegara un cuchillo gigante en condiciones de cortarle. Y finalmente le habló con un acento extraño, que sólo hemos podido transcribir de la siguiente forma:

 - OoooOOOoooh mortaAAAaaal... ¡por TUS pessscadosss has llegado al INFIERNOOOoooOOOooo...! ¡inFIERNO! ¡¡mwahaHAHAHAHAhahahaHAHAHAhaha!! ¡¡¡arrodíllaTE ante los TERRORES eterNOOOooossss deeel.... INFIERNOOOooo!!! ¡sí, así es, pequeña RATA! ¡has llegado al INFIERNOOOoooOOOoooOOOooo...! ¡dame una í! ¡dame una eNE! ¡dame una fe! ¡dame un-

 - No se dice 'fe', se dice 'efe'.

 - Se dice 'FE'. Mira, esCUCHAAAaaa: 'FE', 'fe', 'fe', 'FEEE', fefeFÉ, fefereFEfe. EsssperaaaAAAaaa... ¿ME has corregido, HUMANO pescadooor? ¿NO tienesss MIEDO, acaso, ante los HORRORESsss infiNIIItosss que te aguarrrdan en el INFIERNOOO? - intentó pincharle con el tenedor, pero estuvo más cerca de causarle cosquillas que dolor-.

 - Pues no, la verdad es que no tengo miedo, más bien curiosidad por saber qué me espera aquí dentro. ¿Podré conocer a grandes hombres de la historia como ... -aquí el profesor enumeró una lista de nombres de personajes históricos de varias épocas y civilizaciones que, en general, despertaban pocas simpatías entre la mayoría de la gente, demostrando ser un apasionado de la historia. Supuestamente deberían estar allí cumpliendo condena por su larga lista de antecedentes-?

 - JUUUuuujujuJUJUju... ¿quieresss coNOCERlesss, humaNOOO? NO vasss a poder, IDIOTAaaa, no estannn... ¡AQUI! ¡buh! NOnonononoNONONO...

 - Pero, ¿cómo es posible? -supuso que se trataría de algún tema político-religioso o de aislamiento de los reclusos del infierno-

 - Porque ALGUIEN tiene que irrr... ya sabesss... ARRIBA. ¿Sabesss?... tenemos que MANDAR unosss cuanTOS arribaaa. Y TODOsss esosss tenian MEJOR calificuaCIÓN que túuuu...

 - Se dice califiCAción, no califiCUAción. De cualquier forma, ¿cómo pueden ellos tener mejor calificación que yo?

 - Porrrque ELLOS eran bueNOsss con los SUYOS... ¿y TÚ, humaNOOO?

 - Ah, cierto -se quedó pensativo: él no tenía 'suyos'-.

 - Bueno, PROFEsorrr... veo que sabesss LEER y escriBIRRR y te gusta demostrarlo, ¿verdad?

 - Por supuesto, criatura.

 - EnTONcesss haremos un ¡TRATO! Te voy a eliminar las TORTUras, ¿te parece bien?

 - Claro, ¿cuál es mi parte? -se frotaba las manos ante la idea de leer textos infernales y poder escribir sobre el tema, posiblemente unos de los primeros investigadores del tema-

 - A CAMBIO, ME ¡enseñaRAS! a ¡LEER! y a ¡esCRIBIR!

 - No, no, no... no hay trato -la idea de pasarse la eternidad enseñando le dificultaba incluso el hecho de respirar-.

 - NO tienesss ¡elecciÓN, humaNO! Me enseÑARÁS por el resto de la ¡eterNIIIdad!

 - NNNOOOOoooooooooooooooooooooooooooo...

El grito desgarrado del profesor universitario recorrió las galerías, los pasillos y las sombras de aquel lugar, cabalgado por las irregulares carcajadas del pseudodemonio analfabeto, que no era el más listo del lugar, pero desde luego era uno de los más crueles.

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