Para mí aquello es un pequeño infierno entre cuatro paredes, especialmente cuando me toca ir acompañado -como era el caso-.
Todas las mujeres parecían estar disfrutando la experiencia de una u otra manera, y sus rostros mostraban una variedad de sentimientos: había mujeres alegres, acechantes, emocionadas, sorprendidas...
Pero, de repente, detrás de una columna y en un lateral del pasillo, vi algo que no esperaba: una muchacha soberanamente aburrida, con un rostro que no mostraba el más mínimo interés por las gangas que había a su alrededor. Estaba allí parada mirando al infinito; yo no salía de mi asombro.
Unos segundos después me di cuenta de que su actitud era perfectamente normal: era de plástico.
1 comentario:
¿Dónde está esa tienda? Necesito comprarme una...
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